Ordenación Comercial Exterior
A inicios de los años 70 del siglo XX franquista existía la desgravación fiscal a la exportación. Este instrumento de las políticas públicas Fiscal y de Comercio internacional consistía en la devolución de impuestos soportados en exceso por los bienes vendidos al exterior, haciéndolos así más competitivos. El libro tenía un trato muy favorable para sus exportaciones, componente de la demanda total muy relevante: España era el 4º país exportador de libros del mundo, casi todo el flujo destinado a Iberoamérica.
Un paso más adelante se dio con la llamada Ordenación Comercial Exterior de un sector de actividad exportadora significativo. Consistía en agrupar a las editoriales en Unidades de Exportación para la promoción internacional conjunta y el aumento de competitividad, para lo cual se aumentaba en 2%, dos puntos porcentuales, los importes de desgravación fiscal, fondos destinados no a cada editorial sino a su Unidad de Exportación. Las editoriales establecidas se agruparon en diversas unidades. Quedaron descolgadas una serie de microempresas y las nuevas casas que iban naciendo. Para ello se creó la Unidad de Exportación Residual, en la que ingresó Didactronia. Rispa, su promotor, fue elegido Presidente.
Innovador e internacionalista, Raul Rispa creía en las pymes, en la acción conjunta y en mercados exteriores con capacidad de absorber la oferta de estas microempresas que, de otra manera, no tendrían acceso a los mismos, Iberoamérica pero no solo.
Formalizó un Plan Estratégico a largo plazo que negoció con el Ministerio de Comercio: esta aportaría importantes fondos especiales para convertir la unidad de exportación, de carácter administrativo, en un consorcio comercial, sociedad mercantil. Se compraron locales para oficinas, se dotó de personal comercial exterior para vender fuera - Luis Izquierdo -, y además del Secretario de la Residual inicial - Néstor García - se estructuró una plantilla operativa por especialidades. Los programas incluían desde catálogos y viajes centrados en países concretos hasta stand en la Feria del Libro de Frankfurt. E incluso se creó una filial en Ciudad de México con oficina y responsable propias.
Publiexport llegó a tener en torno a 200 socios, siendo el segundo grupo exportador de España con volumen similar a la unidad Salvat Alianza Editorial Uniexport, de la que Rispa sería más tarde Vicepresidente Ejecutivo. Con ambas responsabilidades, éste representaba más de 1/3 de la actividad exportadora del libro español, de notable volumen en su valor. Con el plan consolidado y antes de los movimientos (inevitables en España) por hacerse con los poderes societarios, dimitió de la Presidencia de un experimento exitoso que probaba la validez de las teorías. Raul Rispa no cobró nunca retribución alguna por su labor colectiva.